Las facultades de Educación españolas han propuesto una reforma importante en la formación del profesorado: ampliar la carrera de Magisterio de cuatro a cinco años y extender el máster habilitante para Secundaria a dos años. El objetivo es ofrecer una formación más sólida, con mayor peso práctico y enfocada en competencias esenciales como la inclusión, la igualdad de género, la educación emocional y las metodologías activas. La medida busca también equiparar el nivel académico de los docentes al de otras profesiones altamente cualificadas y alinearse con los modelos educativos europeos, donde los futuros maestros suelen formarse durante más tiempo.
Aunque la propuesta aún debe debatirse y aprobarse por los decanos y los ministerios competentes, ya ha generado opiniones diversas. Para algunos, supone un paso decisivo hacia la dignificación de la profesión docente; para otros, podría dificultar el acceso a la enseñanza por el aumento de la duración y los costes. En todo caso, el éxito de esta reforma dependerá de cómo se estructure ese quinto año, que debería centrarse en la práctica, la innovación pedagógica y la conexión con la realidad del aula.


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